Hay una tendencia creciente entre muchos chefs, sommelieres y barmans, a considerar que para asegurarse el éxito, basta con repetir las supuestas claves del triunfo de otros, ya sea en los fogones, las cavas o la barra.
Así, muchos creen que copiando recetas o haceres, recorriendo caminos trillados, llegarán a la cúspide de la fama. Otros, en cambio, creen que la alcanzarán hurgando solo en sus propias raíces, sin mirar nunca más allá para saber qué se hace allende a los mares.
Moverse en el justo equilibrio entre lo autóctono y lo internacional parece ser la única clave verdadera. Hay que conocer a fondo lo propio sin desdeñar lo ajeno. Ser criollo no significa que no se pueda ser gourmet.